¿Por qué y para qué?

Me apasiona el mundo de matices que cabe entre estas dos preguntas.

¿Con qué estamos más cómodos con el «por qué» o el «para qué»?

La respuesta a un por qué lleva necesariamente a entender de dónde venimos. Mi mirada tiene que ir necesariamente al pasado. «Hago esto porque me pasó aquello». «Pienso ésto porque me dijiste algo».

Ah! Pero y el ¿para qué? ¿Para qué hacemos lo que hacemos? ¿Para qué pensamos lo que pensamos?

Es una pregunta que necesariamente nos lleva la mirada hacia adelante. Estoy situando la respuesta en una condición de causalidad en la que lo que diga, piensa o no haga, no diga no piense va a condicionar lo siguiente.

El para qué abre rutas alternativas. Es una pregunta que me entrega una respuesta en la que no caben justificaciones. «Hice esto porqué me enfadé contigo». Ya. Pero «¿para qué lo hiciste?»… y si somos honestos, si buscamos bien en el corazón encontraremos el principio de un hilito del que ir tirando.

En nuestra maravillosa lengua española el «para qué» irá seguido de un verbo en subjuntivo y con él llegará la acción, el proceso la posibilidad.

¿Somos valientes? ¿Nos atrevemos a preguntarnos para qué hacemos, decimos, pensamos o no decimos, no pensamos, no hacemos?

¿Y si cambiamos el por qué por el para qué?

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s