
Hay libros que te encuentran y sabes que no son sólo para ti. Están hechos para ser compartidos. Es el caso de Por si las voces vuelven de Ángel Martín. Su humilde honestidad explicando el brote psicótico y lo que aprendió de él es una invitación a vivir en cueros.
La historia se va colando poco a poco dentro de quien la lee envolviendo en un papel de caramelito casi liviano reflexiones para una vida. La apuesta de Ángel Martín por decidir e imaginar es una bandera que defiende cuidar la inocencia, una canción que apuesta por la esperanza en un ser humano que se niega a rendirse. Vivir desde ahí, sintiéndose causa, acogiendo las circunstancias, pero sin permitir que le definan como consecuencia es un acto de valentía que vale mucho más cuando uno se atreve a conquistar el presente sin dejarse arrastrar por las promesas de lo que ya fue. Por si las voces vuelven regala una promesa de fe apasionada en el amor, la compasión y la curiosidad sin límites por estas hormiguitas que sobrepoblamos el planeta. He leído el libro como quien disfruta de la conversación con un buen amigo y al cerrarlo pienso que ojalá le llegue, aunque no importe nada, aunque sólo sea una más entre tantos otros, mi agradecimiento y mi respeto. Ojalá hoy envuelto en un olor que le de paz, sienta que alguien más le da las gracias y le sonríe diciendo, Ángel, yo también creo que sí, que aunque duela, manche, ensucie y aterrorice, así, sin anestesia y con todos los colores, vale la pena vivir, ir a por cada día hasta usarlo del todo.
No te conozco de nada, querido Ángel, pero hoy bajo el cielo del mismo Madrid que te abriga a ti a y a mí, te mando un abrazo grande. Puedo imaginarme que sabes darlos sin vergüenza. Si me permites, de la única forma para que la fueron diseñados, en un gesto que es a la vez entrega y acogimiento, vulnerabilidad y confianza. Imagino que es un lazo de los que abrigan el alma. Decido que en este universo hoy y ahora es posible, nos regalamos un segundo de silencio compartido y justo antes de continuar nuestros caminos, acepto divertida tu invitación a mirarnos a los ojos y a decirte en el idioma de agudos que sí, que yo también te quiero. Post-it.
P.S. Recomiendo comprar dos ejemplares por vez. Desearás regalarlo a quien le pueda ayudar y, al mismo tiempo, querrás que te acompañe un rato más. Lo dicho, mejor compra dos